Ese defecto que te hace perfecto...
Hola todos, les cuento que esta vez mi marido Cristián Clerc quiso escribir este post, luego de haber visto el comercial de Ripley... Aquí les dejo sus palabras...
Desde hace 10 años la palabra maquillaje dejó
de ser un simple vocablo y empezó a convertirse en parte de mi vida.
Al principio siempre lo consideré como algo superficial, intangible o hasta innecesario, incluso no me faltaba alguna talla que a la Bea no le hiciera mucha gracia.
Al principio siempre lo consideré como algo superficial, intangible o hasta innecesario, incluso no me faltaba alguna talla que a la Bea no le hiciera mucha gracia.
Por otra parte, hubo incluso varias
ocasiones en que “el maquillaje” cobraba vida y demandaba todo tipo de
sacrificios por “su majestad la belleza”.
Con el paso de los años, pude entender que
para la Bea el maquillaje era mas que sólo un sueño al cual dedicarse, sino
también un compañero confidente de sus inseguridades y miedos. Una herramienta
que si bien en un principio pudo ser la forma de esconder algún defecto, se
transformó en una herramienta para resaltar sus virtudes. Creo que fue en ese
momento cuando consideré que todo sacrificio e inclusive dejar la arquitectura
de lado, tenía su justificación.
Es innegable el cambio que he visto en
algunas personas que han pasado por el estudio, una vez maquilladas, se
transforman o liberan, si bien yo creo que la actitud no viene con el
maquillaje y nace de la persona, respeto lo que una sombra o algo de color
puede hacer.
Sin duda durante estos años juntos, he
podido corroborar como a través del maquillaje la Bea busca transmitir, con un
enfoque que profesa resaltar virtudes inclusive sin ocultar imperfecciones o
fragilidad, lo importante de sentirse bien con uno mismo, y como los defectos a
veces terminan siendo la virtud que nos hace ser más fuertes, trascendiendo si
el delineado es mas grueso o mas delgado, porque todos somos únicos,
especiales, distintos, y aunque muchas veces necesitemos ser parte de algo, de
una moda y por sobre todo, necesitemos sentirnos “normales”, todos tenemos ese
defecto que nos hace perfectos.
Hoy al ver la campaña de Ripley, no sólo me
llevó a pensar lo difícil que debe haber sido para la Bea contar su historia,
sin quererlo, también me hizo reflexionar sobre como ahora todo, se rompa o no,
es desechable, incluso las relaciones o vínculos lastimados, y cómo a veces a través
de algo tan superfluo como alguna vez consideré al maquillaje, la resiliencia –
o capacidad de recuperarse – puede aflorar y lograr que ese defecto que en
ocasiones nos segrega e incluso nos avergüenza, nos haga únicos e incluso una
vez que lo aceptemos y nos reconozcamos como somos, nos permita aunque seamos
parte de un todo, brillar con luz propia.
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Cristián Clerc
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